Este tipo de contaminantes están en el medio ambiente y pueden encontrarse en los alimentos, se acumulan en el organismo pudiendo afectar la capacidad para tener hijos y producir otras enfermedades
Las dioxinas son sustancias contaminantes que por su elevada toxicidad pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo del feto, afectar el sistema inmunitario, alteración hormonal y, además causar cáncer. Lo preocupante es que más del 90% de la exposición humana a las dioxinas se produce por medio de los alimentos, según estudio europeo.
Las dioxinas y los PCB (policloro bifenilos) son contaminantes presentes en el medio ambiente como resultado de la quema de los procesos y las emisiones industriales. Estas sustancias, una vez ingeridas, se acumulan en tejidos ricos en lípidos o grasos, como el tejido adiposo, el cerebro, hígado, etc. Se transfiere de la madre al feto durante la gestación, y esta contaminación del feto puede hacer más lento el neurodesarrollo y afectar a la función tiroidea al situarse en receptores específicos para estas hormonas.
Datos y cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2014 indicaron que las dioxinas constituyen un grupo de compuestos químicos que son contaminantes ambientales persistentes, se encuentran en el medio ambiente de todo el mundo y se acumulan en la cadena alimentaria.
Más del 90% de la exposición humana a las dioxinas se produce por medio de los alimentos, sobre todos a través de productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos. Para reducir o evitar los actuales niveles de exposición humana, las medidas más eficaces son la instauración de controles rigurosos de los procesos industriales con miras a minimizar la formación de estas sustancias nocivas.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recientemente aceptó una petición de la Comisión Europea para realizar una evaluación completa de los riesgos relacionados con la presencia de dioxinas y PCB, en alimentos para humanos y ganados.
Dioxinas, contaminantes presentes a nivel mundial
Las dioxinas se encuentran en todo el mundo, prácticamente en todos los medios. Las mayores concentraciones se registran en algunos suelos, sedimentos y alimentos. Sus concentraciones son muy bajas en las plantas, el agua y el aire.
Por su parte, el consumidor puede reducir el riesgo de exposición eliminando la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo contenido graso. Una dieta equilibrada, con cantidades adecuadas de fruta, verduras y cereales, contribuye a evitar una exposición excesiva.
Respecto al impacto de estos contaminantes en la fertilidad humana, las cifras de infertilidad masculina han ido aumentando en los últimos 50 años.
Las diversas causas precisas de este aumento, aún no se definen, pero según recientes estudios hay una relación con la exposición o consumo de sustancias químicas y tóxicas presentes en los alimentos y en el medio ambiente que afectan al esperma y al sistema reproductor masculino, alterando la producción de hormonas que producen espermatozoides o dañando la calidad y cantidad de éstos y del fluido seminal.
El estilo de vida afecta mucho la fertilidad, por ello se recomendó a todas las personas, mantener un peso adecuado, hacer actividad física, tener buena alimentación y evitar exponerse a ciertas sustancias tóxicas, como pinturas, aerosoles, humos, vapores químicos y reducir el consumo de carnes con alto contenido de grasas.