Dr. Julio Dueñas, MD, PhD - Doctorado en Reproducción Humana (Japón)
Las personas que siguen tratamientos con radioterapia y quimioterapia tienen un efecto secundario a futuro: la pérdida de la fertilidad. Y peor aún, antes de la pubertad, todavía no producen espermatozoides que puedan congelarse.
Para los aún niños, hay un enorme desafío biotecnológico en proceso. Se ha producido por primera vez descendencia viva en ratones a partir de tejido de testículos que había sido criopreservado previamente.
Recientemente, investigadores japoneses a través de sus experimentos habían producido ocho crías nacidas de esperma producido por tejido testicular previamente congelado y después descongelado. La criopreservación de tejido testicular podría ser una medida realista para preservar la fertilidad.
Actualmente se estudia la posibilidad de aplicar esta innovación a seres humanos, una nueva y extraordinaria opción para niños con cáncer, previo al tratamiento, que ni siquiera imaginan si un día querrán ser padres. Nuestro trabajo de laboratorio fundamentalmente consiste en criopreservar parte del tejido testicular de los niños (con sus células reproductoras inmaduras) antes de que inicien el tratamiento que pudiera resultar tóxico.
En el futuro, cuando deseen tener hijos, será muy simple: un autotrasplante del tejido de sus propios testículos y se reiniciara la maduración de las células reproductoras que fabricarán espermatozoides sanos.
Se especula que el reimplante del tejido criopreservado podría estar contraindicado, por el riesgo de reintroducir células malignas. Para esos casos, se ha considerado madurar “in vitro”, técnica mediante la cual células reproductoras inmaduras guardadas por criopreservación se procesan hasta conseguir espermatozoides maduros y fértiles.
En nuestra Clínica Procrear ya se ha empezado un programa para criopreservar tejido ovárico en los casos de niñas y adultas con cáncer. Si pensamos en el ovario se extrae vía laparoscópica una porción de la corteza ovárica, donde se encuentran los folículos, de uno de los dos ovarios. Después se congela la corteza ovárica para preservarla hasta que tenga que hacerse el reimplante.
Si funciona, cambiará el futuro de niños y niñas con cáncer.
Actualmente se estudia la posibilidad de aplicar esta innovación a seres humanos, una nueva y extraordinaria opción para niños con cáncer, previo al tratamiento, que ni siquiera imaginan si un día querrán ser padres. Nuestro trabajo de laboratorio fundamentalmente consiste en criopreservar parte del tejido testicular de los niños (con sus células reproductoras inmaduras) antes de que inicien el tratamiento que pudiera resultar tóxico.
En el futuro, cuando deseen tener hijos, será muy simple: un autotrasplante del tejido de sus propios testículos y se reiniciara la maduración de las células reproductoras que fabricarán espermatozoides sanos.
Se especula que el reimplante del tejido criopreservado podría estar contraindicado, por el riesgo de reintroducir células malignas. Para esos casos, se ha considerado madurar “in vitro”, técnica mediante la cual células reproductoras inmaduras guardadas por criopreservación se procesan hasta conseguir espermatozoides maduros y fértiles.
En nuestra Clínica Procrear ya se ha empezado un programa para criopreservar tejido ovárico en los casos de niñas y adultas con cáncer. Si pensamos en el ovario se extrae vía laparoscópica una porción de la corteza ovárica, donde se encuentran los folículos, de uno de los dos ovarios. Después se congela la corteza ovárica para preservarla hasta que tenga que hacerse el reimplante.
Si funciona, cambiará el futuro de niños y niñas con cáncer.