En diversas salas de
operaciones, mujeres entre 35 y 49 años, son intervenidas de manera innecesaria
realizándose una histerectomía (extirpación del útero), siendo considerada como
la primera opción o la mejor ante anomalías ginecológicas, sin tomar en cuenta
las consecuencias irreversibles de la paciente.
El útero, es un órgano
de suma importancia no solo por su aspecto reproductivo, sino porque da soporte
al piso pélvico, además de producir hormonas que van a ayudar al desarrollo del
ciclo menstrual. Por lo que se debe agotar todas las posibilidades para
conservarlo.
Se ha observado
también, en algunas pacientes, que al realizarse la histerectomía, el ovario
pierde el aporte sanguíneo que recibía de la arteria ovárica experimentando
síntomas semejantes al climaterio a edades más precoces. También se podrían
experimentar alteraciones en la función sexual pues la cicatriz que queda en la
cúpula vaginal y el acortamiento de la vagina puede producir dolor durante las
relaciones sexuales, así mismo la disminución de la lubricación vaginal por
daño en los nervios de vasos sanguíneos responsables de esto.
Por estos motivos,
cuando hay problemas en el útero, no siempre debe extirparse, toda va depender
del diagnóstico real, la gravedad de los síntomas y la pericia del cirujano. En
el caso de los miomas (que es la causa más común de extirpación de útero)
muchas veces es suficiente sacar el mioma conservando el útero; y en el caso
del prolapso, actualmente existen técnicas como el uso de mallas que permiten
corregir el prolapso sin necesidad de extirpar el útero. En conclusión solo se
extirpará el útero cuando sea clínicamente necesario y este por encima la salud
y calidad de vida de la paciente.
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